CUANTAS MAS BALLENAS VEAS, MENOS PESCA LOGRARAS (Moby Dick, de Herman Melville)
El Diccionario de Artes de Pesca de España y sus Posesiones está escrito por Benigno Rodríguez Santamaría, Conservador del Museo de Pesca del Ministerio de Marina, y fue editado por Sucesores de Rivadeneyra S.A., en el año 1923. Es, como el titulo indica, una especie de diccionario sobre artes, útiles y métodos de pesca usados en la Península y Archipiélagos, y creo que ha sido reeditado posteriormente.
Sobre la pesca de la ballena, y en concreto sobre la factoría de nuestro interés, la de Getares, el autor, en un apartado llamado Ballenera Española, cita:
…”Para la Ballena. —Para la pesca de estos cetáceos en España, que empezó en abril de 1921 y no se conocía en nuestras costas, se emplea un arpón especial, con explosivo. Este arpón es de hierro, como todos los descritos para peces pequeños y de la forma que indica la figura 68 de esta descripción, con cuatro aspas, que se amarran con una piola delgadita, a fin de que se rompa al estar clavado. Por encima del arranque de las aspas lleva un hueco, formado por el mismo hierro, que parece una argolla o cáncamo, al cual se hace firme el cabo que sujeta el arpón; ese hueco puede verse en la figura 69. En la punta del arpón, que termina en rosca, se pone una de las puntas que indica la figura núm. 70, y que van cargadas con unos 400 gramos de pólvora y dinamita.
Preparado así el arpón, se mete dentro del cañón disparador y queda fuera solamente la punta explosiva, las aspas y la argolla en donde se amarra el cabo; todo lo demás va oculto. El cono de hierro que explota tiene 35 centímetros de largo, por 10 de ancho y 55 milímetros de diámetro el hueco. El arpón tiene un metro de largo y el cabo que lo sujeta es dé 15 centímetros de grueso; torciéndose muchos de los arpones, por la fuerza tan grande que hacen al clavarse en la ballena en la forma que indican las figuras 69 y 71.
Y aprovechando la ocasión de tratar del arpón ballenero, se describe la pesca de este cetáceo en España, tal como la he visto y según los datos recogidos en la factoría y en la gerencia de dicha Empresa.
Pesca de la Ballena en España.- Constituida en nuestro país una Sociedad titulada “Compañía Ballenera Española“, cuyos detalles se indican al final de esta descripción, eligió para instalar la factoría, llamada por los de Algeciras almadraba, la hermosa ensenada de Getares, situada al pie de Punta Carnero, cerca del puerto de Algeciras, y con dos barcos de vapor balleneros, porque han sido construidos expresamente para esta pesca en otros países, de 49 a 52 toneladas de registro neto y 10 millas de marcha, que, a pesar de comprarse ya usados, costaron medio millón de coronas entre los dos. Dieron principio a la pesca en abril de 1921.
No hay que decir que para poder implantar este nuevo procedimiento de pesca en nuestro país tuvo que vencer la Compañía muchísimas dificultades, porque le sucedió lo que ocurre siempre que se trata de ensayar una cosa nueva, sobre todo en la pesca: que nadie cree sea útil lo que se ensaya, hasta que la práctica les convence; teniendo a veces que soportar hasta las burlas de aquellas personas a quienes se le consultaba para ello.
Vencidas, pues, las mayores dificultades, y en espera de una reglamentación completa y definitiva en esta nueva pesquera, si la práctica así lo aconsejase, puesto que nuestra actual legislación nada dice respecto al particular, ya que nadie se dedicaba en España a esa desconocida pesca, dio comienzo la caza de ballenas en el mes de abril del pasado año 1921, y pescaron la primera el día 11 de ese mes; este primer ejemplar tenía tan sólo unos 24 metros de largo, y pesaba unas 50 toneladas, haciéndose del mismo las fotografías que indican las dos figuras números 74 y 75.
Durante el primer mes de pesca -11 de abril a 11 de mayo- se pescaron 35 ballenas, y hubo días que pudieron pescar más, pero no lo hicieron por no haber tiempo material para preparar las que cazaron el día anterior; pero esto se ha subsanado ya en parte, porque se aumentó el número de calderas de que disponía la fábrica para la elaboración de los productos de estos cetáceos.
La mayor cazada en ese mes medía 30 metros, con peso de unas 60 toneladas, y el mayor número de ballenas cogidas en cada uno de esos treinta días fue el de tres; pero hoy, que ya dispone la Compañía de más material para la elaboración, pescan ya mucho más, según se puede apreciar en esta descripción.
Parece que las ballenas pasan del océano Atlántico al mar Mediterráneo, dando luego la vuelta; al entrar van más profundas, pero al regresar ya lo hacen a flor de agua, viéndoseles perfectamente por los vigías de los barcos, que las divisan a bastante distancia, pudiendo entonces matarlas; por eso se pascan muy pocas a la venida y, en cambio, se cogen muchas al regreso.
Aunque a veces las cazan yendo en parejas, macho y hembra, también matan indistintamente machos solos y hembras también solas.
No creen las personas que dirigen esta Empresa que se acaben tan fácilmente las ballenas en nuestras costas, porque han hecho un estudio muy detenido del asunto durante cuatro años consecutivos, y sacaron el convencimiento de que hay peces suficientes para montar una buena industria con probabilidades, de constituir un gran negocio, tan grande, que no se encuentra una acción de las emitidas por la Compañía, aun pagándolas muy caras.
No creen, además, que desaparezca esta pesca en España, porque son muy pocas las Compañías balleneras que se dedican en el mundo a cazar estos animales, y, lejos de disminuir, como creían muchas personas, han aumentado, hasta el punto de que hubo días que cazaron 10, y en una hora tres, necesitándose los dos vapores, el uno para cazarlas y el otro para irlas trayendo.
Así, que esta pesca en España, a las puertas de nuestra casa, fue una sorpresa muy grande para muchas personas que no lo creían, y no por la pesca en sí, que es muy conocida ya en otros países, sino por la abundancia, que en diez meses pasaron de 500 ejemplares los cazados, y por la facilidad con que se les coge.
Se cogieron con los dos vapores varios tamaños de ballenas; pero se han pescado ejemplares de 98 toneladas de peso y 67 (¿?) metros de largo; y aunque algunas personas, deseosas de hacer ver que no se cazan ballenas en nuestras aguas, digan que son ballenatos, todos los que las han visto, los que conocen estas pesquerías y los que componen la Compañía ballenera les llaman ballenas, más grandes o más chicas, y así se las describe en este diccionario.
Peso y medida.- Generalmente, cada metro de longitud de una ballena produce dos y media a tres toneladas de peso.
Personal.- Cuando estuve en la factoría observando cuanto allí se hace, he visto que había, entre personal a bordo y en tierra, unas 75 personas, todos hombres, y varias mujeres. De los hombres, 40 son noruegos, que constituyen el personal especializado para ejercer esta industria en buenas condiciones. Del personal extranjero van a bordo de los vapores 14 hombres, y quedan en tierra, para las operaciones de la factoría, unos 26, más 27 españoles, que con ocho que van en los barcos, hacen 35, todos ellos dirigidos en tierra por el noruego Henr. Jorgersen, hombre joven e inteligente, que es quien interviene en todas las operaciones de descuartizamiento de la ballena, hasta convertirla en aceite y en guano.
El personal extranjero vive en la factoría; pero el español, no, porque no hay todavía alojamiento para ellos, y, por tanto, van todas las noches a sus casas, volviendo por la mañana.
Sueldos.- Los extranjeros están contratados; los españoles ganan 150 pesetas al mes y la comida.
Barcos.- Son dos vapores balleneros especiales para esta pesca, de la forma que expresa la figura número 74, que tienen: uno, 49 toneladas, llamado “PEPITA MAURA“, antes “SAGITAIRE“, y otro, de 52 toneladas, llamado “CONDESA DEL MORAL DE CALATRAVA”, antes “COULEVRE“, de 10 millas de marcha, que costaron hace poco, a pesar de comprarse ya usados, medio millón de coronas, y son de casco de hierro, construidos expresamente para la pesca de ballenas, en el extranjero.
Tripulaciones.- La compone el personal siguiente, en cada uno de los dos barcos: Un capitán arponero, un piloto, dos maquinistas y tres marineros, todos noruegos, y el resto hasta 11, o sean cuatro marineros más, son españoles.
Los extranjeros están todos contratados, porque en ese concepto los han traído de Noruega en los vaporcillos; pero los españoles ganan de sueldo al mes 150 pesetas, más la comida. (Nota) Al imprimir este trabajo, ya estos barcos llevan el personal náutico y de máquinas que les señala la R. O. inserta al final.
Primas por el trabajo.- Parece que la Compañía da una prima al personal de a bordo por cada ballena que se caza, y también la da al personal de tierra por cada barril de aceite que elaboran o saco de guano que preparan.
Principales accionistas.- Lo son los noruegos Mr. Lorentz Brunnd y Mr. Carl F. Herlofson, técnicos de universal reputación en la industria de la pesca de la ballena, que forman parte de todos los Consejos de Administración, como iniciadores de todas las Compañías, y son los principales accionistas de todas ellas.
Cañón disparador.- Cada barco lleva en la proa, montado a propósito, un cañón disparador (figura 75), muy parecido a los que usan los pequeños barcos de guerra, si bien es de una forma especial, propio solamente para el objeto a que se le dedica, que es el de disparar el arpón.
Este cañón lo maneja expresamente el capitán arponero, y se carga por la boca con un saquete de 500 gramos de pólvora y su estopa correspondiente, exactamente como si fuera el cañón de un barco de guerra, disparándose como aquéllos, y dentro de la boca de este cañón se coloca, para ser lanzado sobre la ballena, el arpón de hierro indicado anteriormente (véase arpón, figura 68).
Forma de pescar.- Para pescar, o cazar la ballena, como dicen los empleados en esta industria, hacen falta muchas precauciones, que las tiene, por cierto, el personal técnico, que conoce maravillosamente las condiciones de estos cetáceos, tanto, que los distinguen a veces a tres millas de distancia con una exactitud matemática, porque para ese efecto lleva cada vapor en el palo de proa un asiento, en donde se coloca un vigía o serviola, que al divisar el cetáceo, lo comunica en seguida, dirigiéndose inmediatamente el barco hacia el punto señalado y haciendo todas las maniobras precisas.
Para el servicio de vigilancia hay dos vigías, que cobran mensualmente 700 pesetas cada uno, lo mismo que los dos capitanes; pero, además, llevan un tanto por ciento en cada barril de aceite.
Estos dos vigías, cuando hay mar, sólo están en el palo media hora encasa cada uno, y, a pesar de eso, se marean a veces; por eso llevan un cubo colgado delante del asiento, para arrojar en él si fuese preciso.
Así pues, para pescar las ballenas sale el barco del puerto al amanecer y empieza a recorrer el Estrecho de Gibraltar, que es el sitio en donde más se cazan, siempre de cuatro a siete millas; pero a veces las pescan más afuera y hacia el Atlántico; al divisar el vigía la ballena, el barco aprieta su marcha, yendo en busca de ella, y al encontrarla, sea en la forma que quiera, como el cañón gira, le dispara el arpón, poniendo antes el barco en condiciones de disparar con acierto, porque rara vez falla el tiro, puesto que la ballena presenta un blanco muy bueno cuando está el barco cerca de ella, a pesar de que le queda poco lomo fuera del agua, según se puede apreciar en la figura núm. 76, que es una fotografía tomada del vapor, en el Estrecho, antes de ser arponado el animal; y una vez clavadas, las ballenas se atraen al costado, come indican las tres vistas figuras 77, 78 y 79. Al penetrar el arpón en la ballena, lo hace con tal fuerza, que casi siempre se dobla, a pesar de ser muy fuerte; pero esto es por la resistencia tan grande que ofrece la masa de carne que atraviesa.
La mayor distancia a que se arponean las ballenas es a 35 metros; pero corrientemente es de 20 a 22; cuando se pesca a menos distancia atraviesa el arpón todo el animal, saliendo por el costado opuesto y explotando fuera.
Cuando se ha clavado el arpón y penetrado en el interior de la ballena, el fulminante de la punta que va llena de explosivo comunica el fuego a la pólvora, que explota y rompe el cono de hierro en varios pedazos, matando al animal.
Generalmente, entre el arponeamiento de la ballena y la explosión transcurren unos quince segundos; pero si no muere al primer arponazo, se le dispara otro u otros, porque pueden darse cuatro arpones a un mismo cetáceo, dos con cable y dos de tiro libre: de todos modos, la ballena, al primer arponazo queda herida de muerte y se sumerge, según se ve en las figuras números 80 y 81, para volver luego, a la ‘superficie.
Al explotar el arpón y abrirse las aspas, ya queda sujeta la ballena, y entonces la acercan al costado; pero si no se hubiera muerto al primer arponazo y queda en estado agónico, como ocurre muchas veces, la concluyen de matar clavándole unas lanzas, que empalman con varias varillas para hacerlas todo lo largas que se deseen; estas lanzas son de la forma que indica la figura 82. Después de esto se le clava otra especie de lanza hueca, aplastada en la punta, con agujeros, que es de tubo de hierro delgado, y a ella se empalma una goma, que viene a parar al barco, a un depósito que hay para ese efecto, y se le suministra a la ballena una buena ración o dosis de aire comprimido, concluyendo de matarla, por si aún no lo estaba, y haciéndola flotar más, tapando luego el agujero con estopas especiales, a fin de que no se escape el aire y no se deshinche el cetáceo. Esta lanza es de la forma de la figura 83.
En estas condiciones se amadrina al costado del barco y queda sujeta a él por la cola, con una cadena delgada que lleva el barco para ese efecto, cortándole la parte superior de dicha cola, porque es más alta que el barco; y por la cabeza, con el cabo del arpón, porque dicho arpón ya no puede sacarse hasta que se descuartiza el animal, y con la ballena al costado van en busca de otras, hasta cazar cuatro, por ejemplo, y en ese caso amarran dos por cada costado, en la forma que puede apreciarse en la figura número 81. Cuando pescan más de cuatro, entonces ya funcionan los dos vapores: uno para cazarlas y otro para traerlas al fondeadero; pero lo corriente es salir un solo vapor al amanecer y regresar al puerto por la tarde.
Cantidad que se pesca.- Desde el día 11 de abril de 1921, en que cazó el primer ejemplar, que es el que indican las dos fotografías números 72 y 73, en diferentes posturas, hasta fines de enero del año 1922, sin trabajar varios días en los meses de junio y julio, para la limpieza de la fábrica, han cazado 452 ballenas; pero un año completo de pesca, o sea de 11 de abril de 1921 a 11 de abril de 1922, perdiendo por diversas causas y limpieza de la fábrica mes y medio de pesca, se acompañará al final de esta descripción, en una relación que detalla el estado actual de esta nueva industria pesquera, que si continúa será seguramente una de las más importantes de nuestro, país.
Producción.- Las 452 ballenas cazadas desde 11 de abril del 21 a fines de enero del 22 produjeron unos 12.400 barriles de aceite, con un valor de 1.800.000 pesetas, y 10.900 sacos de guano, con un valor de 105.000 pesetas. Además produjeron 25 toneladas de láminas o barbas de ballena, que aún no se habían vendido en esa fecha.
Pescaron además en éste tiempo unos 60 cachalotes, de 18 a 20 metros de largo, de los que tan sólo aprovechan la cabeza, para extraer de ella la esperma, tan apreciada en el mercado, esperma que extraen dejando la cabeza en una plataforma de hierro, y con sólo su peso se derrite perfectamente, y va a parar a un agujero que hay en el centro de esa plataforma, y entonces cae a un recipiente que la recoge; el resto del cachalote lo utilizan para guano.
Puede calcularse que una ballena de 50 toneladas produce casi siempre 28 barriles de aceite, de unos 180 litros de cabida cada uno, y además 25 sacos de abonos de carne y de hueso de 100 kilos de peso cada saco; esto es lo normal, pero cuando el animal está excesivamente gordo, entonces produce algo más de aceite.
El aceite se divide en tres o más clases, siendo las más usuales en el mercado el pálido, el blanco y el rojo. Estas tres clases se subdividen en otros grados; pero esto sólo comercialmente. El valor de cada litro de aceite varía según la clase, y actualmente se vende el más caro a 1,35 pesetas litro; la segunda clase, a 1,10 péselas litro, y la clase inferior, de 0,70 a 0,90 pesetas litro.
Desde luego, estos precios están sujetos a alzas y bajas, según las ofertas, aunque generalmente los anteriores son los precios más corrientes.
Inglaterra, y principalmente Glasgow, es el mercado mundial que cotiza casi siempre los precios de estos aceites, que tienen las siguientes aplicaciones: Sirven para curtir el cuero; son indispensables en la manufactura de los yutes; las fábricas de jabones los prefieren a toda otra clase de aceites, y son los que deben emplear los mineros en las lámparas al bajar a las minas, principalmente en las minas de carbón, en donde son muy apreciados.
Cada ballena tiene 360 láminas córneas, o lo que vulgarmente se llama barbas de ballena, y que se emplean tanto para hacer las célebres fustas de coclie, y principalmente de jinete, tan renombradas en Inglaterra; para las varillas de los paraguas grandes; para poner debajo de las teclas de los pianos de renombre, pues son unos muelles inmejorables, que no dan sonido; para las varillas de los corsés de las señoras, y creo sirven también para algo en los motores de automóviles y en las bocinas. Estas barbas de ballena las hay de tamaño muy grande, porque las mayores obtenidas tenían dos metros de alto. A mí me regaló dos el gerente, D. Manuel Nogueira, que me ha facilitado muchos datos relacionados con esta pesquería, y yo, a mi vez, las he regalado al Museo de Pesca, que está a mi cargo, en donde se hallan expuestas.
Mayor tamaño.- En el año 1921 pescaron un ejemplar, el mayor de todo ese año, que tenía 67 metros de largo y 98 toneladas de peso, el cual, abierta la boca y puesto en ella un hombre de pie, con un chico en el cuello, no consiguió tocar la parte superior; pero lo corriente es pescar ballenas de 50 a 60 toneladas.
Cantidad máxima de pesca en cada día.- Cuando yo estuve en la factoría ballenera pescaban como máximo en cada día tres y hasta cuatro ballenas, porque no disponían más que de unas 16 calderas para extraer el aceite; pero hoy, montadas nuevas calderas, colocada la plataforma para la extración de la esperma del cachalote y ampliados otros servicios dentro de la factoría, pueden pescar, como ya lo han hecho, en un día, hasta 10 ballenas, y en una hora, hasta tres; en este caso emplean los dos vapores: uno para cazarlas y otro para remolcarlas y luego amarrarlas a una boya fondeada frente a la factoría, que tiene varías argollas, y allí permanecen las ballenas hasta que las suben por la rampa de piedra a la factoría para elaborarlas.
Aprovechamiento de la ballena.- Así como en las nueve Compañías balleneras que existen en el mundo, dedicadas exclusivamente a la pesca de estos cetáceos, algunas con hermosas factorías flotantes para hacer a bordo todos los trabajos, se prepara la carne de estos animales poniéndola en botes de conserva y exportándola, algunas en cantidad de más de 3.000 toneladas, en España, por ahora, no se come esa carne, y solamente algunas personas pobres de las proximidades de la factoría van a ella a pedirla; pero si esta industria prosperase, seguramente elaboraría la carne, como hacen otras Compañías, principalmente la del Canadá, que explota la pesca en la isla de Vancouver, y con ello y con la fabricación de jabones, que también tiene en proyecto ya esta industria, habría llegado al máximum de su producción, de su desarrollo y de su aprovechamiento en nuestro país, que, según se puede apreciar al final de esta descripción, en Consideraciones respecto a esta pesca, trata de restablecer una industria que ya ejercimos hace muchísimos años, cuando España era mucho más amante de explotar las pesquerías de lo que es hoy.
Operaciones presenciadas por mí en la factoría.- El día 10 de mayo, al mes de empezada la pesca, estuve en la factoría, y he visto las siguientes operaciones, que se verificaron con dos ballenas cazadas el día anterior. Llegada la ballena a la rampa de piedra, se sube por ella así: se engancha un cable de alambre a la cadena que tiene amarrada a la cola; ese cable se lleva a un chigre muy potente, que hace subir al cetáceo hasta dejarlo en sitio llano, que es una explanada de cemento de unos 45 a 50 metros de largo por 25 a 30 de ancho, y es continuación de la rampa inclinada que parte del mar. El despedazamiento de la ballena lo hacen en la siguiente forma: Uno o dos noruegos, provistos cada uno de un cuchillo especial, como los que indica la figuras número 84, de forma curva, con el corte hacia fuera, de unos 40 centímetros de largo el cuchillo, con un mango de madera de 1,50 metros, dan a la ballena dos cortes en el vientre y otros dos en el lomo, a todo el largo del animal, y dan otro corte circular para cortar el principio de estas tiras de piel; una vez hecho esto, amarran esas tiras, el extremo de ellas, primero una y luego otra, a un cable delgado que va al chigre, y virando poco a poco, despellejan al animal, ayudados por los cuchillos da los noruegos, que son especialistas en todos estos trabajos.
Estas tiras de piel, con la grasa que llevan adherida, las meten en una máquina que está bajo tierra, y esta máquina hace ésas tiras pedacitos pequeños, que suben por unos cubos, en forma de rosario, como el de las dragas de fango, a los que llaman cangilones, y los deja caer en unas calderas cuadradas de hierro, de las que había entonces seis, y en ellas, por medio del vapor y una temperatura de más de 100 grados de calor, se derrite toda esa piel y carne adherida ella, sacando la primera clase de aceite, que es la mejor, por ser de primera calidad, tanto porque es más claro como porque es más fino.
Este aceite sale por un tubo situado en la caldera a la cuarta parte de su altura, y por otro tubo que hay más abajo se extrae otro aceite, pero de clase más ordinaria que el anterior.
Hecha esta primera operación, y despellejada ya la ballena, siguen los demás trabajos en la siguiente forma: Se engancha otra vez el cetáceo por la cola y se sube desde la explanada de cemento a otra de madera, que es donde hay colocadas doce calderas redondas, seis a cada lado, por medio de una rampa, también de madera, como se puede apreciar en las fotografías números 85, 86 y 87 (hoy hay más calderas).
En esa plataforma o explanada de madera esperan a la ballena varios hombres, en su mayoría noruegos, quienes, en mangas de camisa, como ellos dicen, y provistos de hachas, sierras, cuchillos y ganchos, se hallan dispuestos a despedazar el animal en un momento. He contado 12 hombres destinados a este servicio, y, en seguida que llega el cetáceo, unos cortando, otros serrando y otros enganchando los trozos de carne, hueso y tripas, todo va a parar a esas calderas, de las que ha de salir el aceite. Todo absolutamente se mete en esas calderas, y lo que no entra entero se parte o se sierra; el caso es que de la ballena no se desperdicia nada, puesto que todo ha de convertirse en aceite o en abono.
Estas calderas tienen dentro unos dispositivos especiales, y allí está, en pedazos, la ballena por espacio de varias horas, hasta derretir toda la grasa por medio del vapor, sacando el aceite de varias clases. Cada una de las seis calderas rectangulares produce de aceite fino unos 120 barriles de 170 kilogramos cada barril.
Después de extraído el aceite de ambas clases de calderas, se sacan la carne y los huesos cocidos y se forma con todo ello un gran montón, no muy alto, más bien alargado, y se corta la carne en pequeños trozos, lo que se hace con suma facilidad, partiéndose también los huesos; y ya aquí empieza una clasificación, porque de esta carne, huesos y aletas ha de salir el guano o abono, que es la terminación del aprovechamiento de estos animales.
Esta carne, ya cocida y cortada en pequeños trozos, se mete en unos cubos de hierro que, en forma de otro rosario, los sube, dejando caer su contenido en una gran caldera de forma cilíndrica, de unos 20 metros de largo, colocada en sentido horizontal, que no cesa de dar vueltas, y con una gran temperatura, reduce de volumen todo cuanto recibe, convirtiéndolo en polvo áspero y grueso, mezclado con otro más fino de colores negro y ceniza. Este polvo se recoge en pequeñas carretillas de mano y se echa en una máquina, especie de molino, que convierte en polvo fino el anterior, sacando el verdadero guano.
De la carne, tripas, huesos y aletas de la ballena se elaboran las tres clases de guano siguiente: Una llamada guano, que se hace con dos partes de carne y una de hueso; otra llamada bornil, que se hace tan sólo de hueso y aletas, y otra llamada callford, que es la mejor de las tres, porque no sólo sirve para el abono de las tierras, como las otras dos anteriores, sino también para alimento del ganado, que se hace de carne completamente sola, sin huesos ni aletas.
En la explanada bajá de cemento hay una pila con abundante agua, y en ella hay constantemente varias mujeres que lavan en un depósito, con gran cuidado, las láminas corneas que extraen a la ballena al despedazarla, colocándolas luego al sol para secarlas, y son de una forma especial, según puede verse en el dibujo número 88, y tienen por uno de sus lados unos filamentos muy duros, parecidos a los de la espiga del maíz. Hay placas que son negras; otras, claras, de un color amarillento, y he visto algunas que tienen los dos colores, claro y oscuro, y empiezan por una muy pequeña, de 25 a 30 centímetros, hasta terminar en la mayor, que, como antes se ha dicho, alcanza un tamaño de dos metros.
La figura 86 indica la plataforma alta en donde se despedazan las ballenas, que también puede apreciarse en la vista número 91, que trata de la factoría; y la vista número 89 indica las herramientas que se emplean en la factoría para el descuartizamiento de estos animales, además de las indicadas en las figuras 82, 83 y 84.
No sólo se aprovecha toda la ballena para aceite, guano y barbas, sino que se ha fundado, al amparo de esta industria, una fábrica en los Estados Unidos de Norteamérica, con toda la maquinaria a propósito, para elaborar las películas que cubren los intestinos de estos animales, de las que hacen cosas muy buenas, como son: guantes muy finos y bolsillos de señora, y hasta con varias capas de esas películas elaboran suelas de calzado, que curten con el propio aceite de ballena.
Precauciones para esta pesca.- Hay que tener muchas, .tanto para no errar la puntería como para evitar desgracias, que afortunadamente hoy no ocurren, por este nuevo procedimiento de pesca; pero hubo casos en que, al cazar una ballena hembra, se presentó el macho de frente, para embestir al barco, y hubo que maniobrar con él, tomando toda clase de precauciones para evitar el golpe; en otras se pescó una hembra con su cría, presentándose también el macho al poco tiempo, que hubo que sortear su embestida maniobrando con el vapor y procurando al poco tiempo arponearlo.
Algunos de estos animales han tenido que tirarles hasta tres arpones para matarlos, y otros, por tener la carne demasiado fina o estar muy cerca, ha salido el arpón por el otro lado; por eso se procura siempre tirarle cerca de la cabeza, es decir, del medio a la cabeza, para cogerle con el arpón algún órgano importante, que al explotar la punta, se lo destroce y lo mate.
Resistencia del vapor.- Tal vez no tuviera suficiente resistencia el vapor, si se tratase de uno cualquiera que tuviese el tamaño y tonelaje de los dos balleneros, para aguantar las sacudidas tan grandes que dan estos animales al sentirse heridos, sobre todo si son de 60 o más toneladas; pero esto está concienzudamente estudiado por una serie de combinaciones, por las que nada sufre el casco del barco con la pesca de estos cetáceos.
La disposición que tiene el barco para que funcione bien el cabo del arpón, que es el que recibe todos los tirones y sacudidas de las ballenas, es la siguiente: Colocado el arpón dentro del cañón, queda colgando un pedazo de cabo, que tiene adujadas en una plataforma de hierro inclinada unas cuantas brazas, lo suficiente para disparar el arpón. Este cabo pasa luego por una roldana de metal fija a banda y banda de la roda de proa; después, por una pasteca fija en la cubierta, por otra en él palo trinquete, y después de dar varias vueltas a la cabeza de un chigre, pasa por una groera en la cubierta, yendo a parar a una caja que hay en la bodega, la que contiene de 400 a 600 brazas de cabo, que puede ser de cáñamo o de abacá.
Para evitar la fuerza del cabo del arpón, las pastecas del palo de proa están engarzadas en dos gruesos alambres, uno cada una, que mueren en un grillete, y desde allí baja a la bodega otro cable, que, pasando por otras pastecas, forma una especie de aparejo real, que hace subir y bajar unos muelles de acero de forma redonda, colocados unos sobre otros; de este modo, la fuerza carga sobre las pastecas del palo, éstas tiran de las de la bodega y hacen subir y bajar los muelles. La forma de colocarse el arpón y el cabo que descansan en la plataforma que está debajo del cañón disparador, es igual a la que representa la figura número 90, de esta descripción.
La factoría.- Como se ha dicho antes, está situada en la hermosa ensenada de Getares, al pie de Punta Carnero, y se compone de varios edificios de madera, porque como está dentro de la zona polémica de Guerra, no se le consiente a la Compañía Ballenera construir edificios de alguna solidez, y sí sólo le permiten construir muros de mampostería de tres a cuatro metros de altura, porque lo demás se lo exigen de madera; así que, por esa parte, no pueden hacer cuanto deseaban; pero, a pesar de esto, trabajan en muy buenas condiciones, ya que disponen de todos los elementos necesarios para ello, puesto que tienen herrería, tonelería y otros talleres necesarios para esta industria.
Esta factoría, que está hoy en muy buenas condiciones, con buen alumbrado eléctrico, con doble calderas de las que empezó, es igual que representan las tres vistas números 91, 92 Y 93.
En ella, durante las horas de trabajo, no se ve más que sangre por todas partes; grasa, que casi no se puede andar por la exposición que hay de caerse; moscas de todas clases, colores y tamaños, y olores malos, que algunos dicen son insoportables;’ pero allí hay vida industrial, hay negocio, y sobre todo, la creación de una nueva industria de pesca muy importante para nuestro país, que indica un adelanto grandísimo en el progreso de la misma, y a cuya industria debemos ayudar todos los españoles por las hermosas enseñanzas que encierra la pesquería de la ballena en España, que alcanza también a la del cachalote, y que, si sigue habiendo, ballenas, como esperan los que forman esta Compañía, se irá perfeccionando., hasta convertir esa factoría en un verdadero centro industrial pesquero, como los mejores de otras naciones, porque hoy tan sólo se dedica a someter a las ballenas a ciertas operaciones que sirven para manufacturar las láminas córneas, extraer y clasificar los aceites y las grasas que se dedican a distintos usos, y aprovechamiento de todos los residuos, sin desperdiciar nada, para la elaboración del guano.
Aumentado por la Empresa muy recientemente el material de trabajo de la factoría, ya puede elaborar más ballenas en cada día y piensa también dedicar alguna parte de la factoría a la fabricación de jabones; pues, para ese efecto, está en tratos con varias casas extranjeras y una española que instalarían en la ensenada de Getares, alrededor de la factoría ballenera, varias fábricas de jabón.
Por otra parte, como se va empezando a comer ya bastante carne de ballena, especialmente los extranjeros, porque a esta factoría le han pedido mucha, que les ha sido regalada, las dotaciones de las escuadras inglesa y japonesa, cuando recientemente estuvieron en Gibraltar, tal vez esta Compañía procure hacer preparaciones de esa carne, a fin de ponerla en conserva y exportarla, como hacen otras naciones.
A esta industria, pues, a mi juicio, debe dársele toda clase de facilidades para desarrollarla en buenas condiciones, por el buen deseo que anima a la Compañía, para ponerla a la altura de las mejores del extranjero, por ser la única escuela en donde se puede preparar hoy un buen personal que se especialice en esta pesquera, y porque muchas familias encontrarán en ella un medio de vida tan bueno como lo es actualmente la pesca del atún por almadrabas, la de los arrastres de altura o la de la sardina en nuestras costas.
Esta es la pesca de la ballena en España, tal como se efectúa hoy, y que seguramente sorprenderá a muchas personas la lectura de esta descripción, porque consideraban a la ballena propia y exclusiva de los mares del Norte; pero nunca pudieron pensar que el primer año de dedicarse a ellas, a orillas de la costa, porque apenas salen más de tres millas, cazaran la importante cantidad de 595 ballenas y 47 cachalotes, que han producido, aparte de 31 toneladas de barbas, unos tres millones de pesetas.
Los demás años espera la Compañía ballenera que pescarán más que este primero, porque dicen que estos animales persiguen un plasma, que son grandes manchas de unos animales que parecen mosquitos muy grandes, que ellos ven con frecuencia, y a diario hacen observaciones curiosas como esa y como la de cazar una ballena que al abrirla tenía dentro una cría, a la que le apreciaron unos pequeños dientes en la boca, pero blandos, y suponen que estos dientes los tienen las crías hasta cierta edad, con objeto de poder sujetar con ellos las mamas de la ballena madre, y que más tarde esos dientes les caen y se sustituyen por las barbas o placas córneas.
A continuación se anota un estado detalladísimo de la pesca obtenida en un año completo, o sea desde el 11 de abril de 1921 al 11 de abril de 1922, de cuyo año, que es el primero de esta industria, pueden deducirse cuarenta y cinco días que dejaron de pescar, sobre todo en el verano, que por los calores no se pueden elaborar tantos ejemplares como en, el invierno, además de necesitar hacer limpiezas y reparaciones en los distintos edificios que componen la factoría, aparte de algunos días de mal tiempo, que tampoco se suele pescar; así que puede calcularse la pesca de ese año tan sólo en diez meses y medio, o sean aproximadamente unos trescientos quince días de operaciones en la mar. Además se extrae también la esperma de las cabezas de los cachalotes.
Observaciones.- Como esta Compañía está aún en el primer año de su explotación, en el que hay muchos gastos, y además aún no han vendido todos los productos obtenidos de la caza de ese año, no ha obtenido más que los tres millones de pesetas anotados; pero seguramente que, si sigue la pesca algunos años más, se aumentará mucho este producto, porque empieza perfectamente bien”…
Completando la información obtenida en el citado diccionario, vemos que el declive en presas y beneficios comenzó en 1926, según muestra la gaceta La Ilustración Financiera, en su edición de 17 de noviembre de 1926, n.º 837, en su página 4, en que da que los resultados eran los siguientes:
…”Compañía Ballenera Española. Las distintas factorías de esta Compañía han trabajado normalmente , si bien la de Getares con menos rendimiento en 1925 que en años anteriores, por la frecuencia de temporales que interrumpieron la pesca o la hicieron menos provechosa, obligando a internarse más a los barcos y consumir más carbón. La de Caneliñas hizo una buena campaña.
Las cuentas que figuran en la Memoria referente al ejercicio acusan un mayor beneficio en 1925, que se eleva a 2.249.200.4 0 pesetas, repartiéndose un dividendo reglamentario de 6 por 100 y otro extraordinario de 50 por 100, salvo el pago de impuestos, quedando autorizado el Consejo para fijar la fecha de su percepción. La cifra total del balance arroja la suma de pesetas 5.176.605,12”…
Asi mismo, el diario El Financiero, de Madrid, en su edición de 29 de abril de 1927, en su n.º 1.361, página 35, apuntaba:
…”Las campañas balleneras en nuestras costas.
Según datos que ha publicado el Boletín de Pescas, de la Dirección General de Pesca, de los resultados obtenidos en la caza de cetáceos en España durante los años 1923-24, 1924-25 y 1925-26 en la factoría de Getares, situada en la bahía de Algeciras y perteneciente a la Compañía Ballenera Española, entraron durante la temporada de 1° de julio de 1923 a 30 de junio de 1924 en total 950 piezas, operando cuatro buques de caza.
En igual período de 1924-25, y con dos nuevos barcos de caza, las piezas cobradas fueron 752, de ellas 652 ballenatos y 100 cachalotes.
Desde 1° de julio de 1925 a 30 de junio de 1926 cayeron 496 ballenatos y 53 cachalotes; en total, 549 piezas. Las mayores capturas se llevaron a efecto a 50 millas de Cabo Espartel, al Oeste y Sur de Cabo Santa María (Portugal).
En aguas de Galicia, el buque-fábrica REY ALFONSO, de la Compañía Corona, fondeado en la ensenada de Barra, a la entrada de la ría de Vigo, y con cuatro vapores de caza, capturó 398 ballenas desde abril a octubre de 1926. La campaña se inició muy bien, pero hacia su término se inició una baja que coincidió con fuertes temporales, que sin duda influyeron en aquélla, pues de mis informes personales resulta que la caza se estaba efectuando con éxito favorable al sobrevenir el mal tiempo.
El lugar de captura en Galicia, según el informe oficial, fue siempre fuera de seis millas de tierra, entre unas 20 y 150 millas desde las islas Cíes y el Cabo Villano, siguiendo rumbos al N.W. y S.W.
Los 398 ballenatos produjeron 9.099 barriles de a 170 kilogramos de aceite y 1.575 toneladas de guano.
Por término medio, cada ejemplar dio un rendimiento de 23 barriles de aceite, o sea algo más de 3.900 kilogramos.
Nada dice la estadística oficial respecto a los resultados obtenidos por la Compañía Corona en su campaña anterior a la citada, ni por la Compañía Ballenera Española durante el tiempo que en 1926 estuvo trabajando en Corcubíón-Cée, playa de Caneliñas.
Como es sabido, esta última Empresa es la primera que comenzó a trabajar en España, haciéndolo al principio en el Sur solamente y estableciendo más tarde su factoría de Caneliñas. La Sociedad Corona comenzó posteriormente, estableciendo su base en la ría de Vigo desde abril a Octubre y trasladándola luego a la costa de Huelva.
Pues bien, si mis noticias son exactas, ambas Empresas solamente trabajarán por ahora en las costas de Galicia, y con sus dos bases en la ensenada de Barra y en la factoría establecida en la playa de Caneliñas.
En confirmación de esto, me aseguran que la Ballenera Española ha levantado su fábrica de Getares y vendido, en todo o en parte, su utillaje para el Extranjero.
Los precios del aceite de ballena al terminar la temporada del año último habían sufrido un importante descenso, y esto dio lugar a que mucho del que fue obtenido en Galicia estuviese todavía sin vender recientemente, en espera de una mejora que se consideraba muy probable.
Queda, pues, por ahora, localizada la caza de cetáceos en España en nuestras costas de Galicia, que es donde las últimas campañas han producido mayor rendimiento”…
Firma el artículo A. Bernardez.
El fin de Getares, como Compañía Ballenera Española, lo obtenemos de un libro extraordinario que analizaremos cuando veamos la factoría de Caneliñas: Chiman. La Pesca Ballenera Moderna en la Peninsula Iberica. Su autor Alex Aguilar (ISBN: 978-84-475-3763-1) se luce en el mejor libro sobre pesca de la ballena que he leído –y creo que a nivel internacional una pieza clave y de referencia- y que, como ya hemos dicho, veremos en un artículo posterior.
Sobre el fin de Getares, el autor cita:
…”Pero, independientemente de aquellos nuevos proyectos, Herlofson se había quedado prendado de España. No solo, como ya hemos visto, había jugado con la idea de adquirir la nacionalidad española, sino que en 1936, una década después de haber finalizado su aventura ibérica, adquiriría en Pelayo, un municipio próximo a Algeciras, una propiedad a la que bautizó con el nombre de “Cortijo de la Ballena” con el objetivo de pasar allí los duros inviernos nórdicos. Sin embargo, el noruego era suficientemente sensato como para saber que en España el negocio se había acabado. Las capturas en la factoría de Galicia se mantenían razonablemente, pero “en Getares, los cazaballeneros cada vez han de ir más y más hacia el oeste y las ballenas parecen estar asustadas”. Era preciso cambiar de escena.
Además, durante aquel período se estaban produciendo importantes novedades tecnológicas que tanto él como Bruunestaban impacientes por probar. Sobre todo los nuevos buques factoría, con rampa en popa para izar las capturas a bordo y despiezarlas en cubierta, una innovación que multiplicaba la eficacia de producción y prometía abrir un nuevo ciclo expansivo de la pesca ballenera. El olfato de los dos noruegos les advertía que los beneficios estaban germinando en otras latitudes.
Levantaron el vuelo. Cerraron la factoría de Getares al término de la campaña de 1926 y la de Caneliñas al final de la de 1927”…
Los buques fueron vendidos –lo veremos en un artículo aparte- y la compañía fue liquidada hacia 1930.
El diario El Imparcial, de Madrid, en su edición de 21 de enero de 1930, en su página 5, citaba:
…”Compañía Ballenera Española. Por acuerdo del consejo de Administración se convoca a junta general extraordinaria de señores accionistas para tratar de la disolución y liquidación de esta Sociedad, que se celebrará el día 6 de febrero próximo, a las doce horas de su mañana, en el domicilio social, calle de Santa Engracia, núm. 50, segundo; advirtiéndose a los señores accionistas; que para concurrir al acto deberán depositar sus acciones en la caja xial (¿?), de diez a doce de la mañana, con diez días de anticipación, según dispone el Art. 15 de los Estatutos.-
Madrid, 20 de enero de 1930.-El consejero-secretario, Manuel Nogueira”…